Sílvia Sumell

Psicòloga General Sanitària (PGS)

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Ansiedad Social

 ANSIEDAD SOCIAL,

MUCHO MÁS QUE PÁNICO ESCÉNICO

Todos en algún momento hemos sentido ansiedad en situaciones sociales, por ejemplo antes de dar una  charla en público, de una reunión con nuestro jefe, en una entrevista  de trabajo o una cita. Incluso puede que hayamos deseado acabar cuando antes…pero cuando estas sensaciones negativas son muy frecuentes o provocan gran malestar, reciben el nombre de fobia social.

¿Qué es la ansiedad social?

Es un trastorno de ansiedad que consiste en un miedo intenso y persistente a actuar de forma humillante o vergonzosa delante de los demás. Estar en contacto con los otros o incluso pensar sólo en hacerlo, provoca automáticamente síntomas de ansiedad. Esto hace que la persona evite situaciones sociales o si al final se expone a ellas, lo pasa realmente mal. Las personas con ansiedad social piensan que la gente les va a juzgar de forma negativa, tienen un sentimiento arraigado de sentirse inferiores, diferentes o inaceptables. Esto les genera una ansiedad anticipatoria a las situaciones sociales y unas cavilaciones constantes posteriores, pensando y evaluando los supuestos errores cometidos durante la interacción social.

¿Cuáles son los síntomas más frecuentes?

La ansiedad social puede dar lugar a síntomas físicos muy desagradables como: ruborizarse, sudores, temblores, sequedad de boca, tartamudeo, palpitaciones, náuseas o malestar en el estómago, mareos, inestabilidad, etc.  También provoca sentimientos desagradables de vergüenza, especialmente si los síntomas pueden observarlos otras personas.

Por otra parte existe la tendencia a centrar la atención en uno mismo (autoconciencia), concretamente a los síntomas de ansiedad . Aparecen pensamientos y dudas acerca de cómo se actuará o cómo lo verán los demás (“seguro que causo mala impresión”, “todos me estarán mirando y no sabré que decir”…).

¿En qué situaciones suele aparecer?

La persona con ansiedad social se pone nerviosa cuando tiene que hablar o dar alguna charla en público, iniciar o participar en conversaciones, realizar cosas delante de otros (ej.: comer, beber, escribir…), hablar con desconocidos, con personas sexualmente atractivas, con personas de autoridad, asistir a reuniones, bares, fiestas o cualquier situación que implique estar en contacto con otras personas.

¿Es lo mismo ser tímido que tener ansiedad social?

Los conceptos “timidez”, “ansiedad social” y fobia social” son similares y a veces resulta difícil establecer una clara separación entre ellos. La timidez hace referencia a la sensación de sentirse cohibido e incomodo delante de personas. Es transitoria, de escasa interferencia en la vida diaria y desaparece a medida que la persona se expone a la situación social.  Sin embargo en la ansiedad social, la persona evita situaciones sociales por miedo a presentar síntomas físicos, sentirse avergonzado o bien causar una mala impresión. Este trastorno puede llegar a ser realmente incapacitante si no es tratado de forma adecuada.

Se trata de un problema que difícilmente desaparece por sí solo. Con la ayuda profesional adecuada la persona aprenderá a superarlo.

¿Por qué me pasa?

No hay una sola causa. Los factores que pueden contribuir al desarrollo de la ansiedad social, van desde:

  • Factores biológicos y genéticos que determinan la forma general de responder y el temperamento.
  • Factores ambientales, como las experiencias durante la infancia y adolescencia o las expectativas familiares.

Son diversos procesos en forma de círculo vicioso los que mantienen el problema una vez ha empezado. Aprender a romper este círculo reduce la ansiedad y ayuda a las personas a mejorar su auto confianza.

¿A quién afecta la ansiedad social?

La ansiedad social es muy frecuente y afecta por igual a hombres y mujeres. La prevalencia global oscila entre 6%- 13%, aunque el porcentaje de personas que busca ayuda es mucho más inferior. Sabemos que suele ser peor para las mujeres, ya que a nivel social se espera mucho más de ellas. Culturalmente se espera que sean más amigables, sociables e involucradas en todas las situaciones sociales. Suele aparecer a mediados de la edad adulta, muchas veces con antecedentes familiares de timidez o inhibición social. Transcurriendo de forma más brusca después de una experiencia humillante o bien de forma más lenta e insidiosa.

¿Qué consecuencias tiene en nuestras vidas?

Indudablemente condiciona,  reduciendo las posibilidades de ocio y progreso profesional. Priva de aquellas oportunidades que provienen de la actividad social (como entablar nuevas amistades, participar en equipos, promocionarse en el trabajo, encontrar pareja, etc). En definitiva impide disfrutar de todo lo que implica relacionarse con los demás. A largo plazo puede conducir al aislamiento y soledad, limitando a la persona que la sufre, en el mejor de los casos, a tener contacto con grupos reducidos de gente a la cual se conoce y confía.

En ocasiones puede estar asociado a la depresión, bajo estado de ánimo, bajo rendimiento académico o laboral e incluso se intenta atenuar los síntomas y malestares recurriendo al consumo de diferentes sustancias (abuso de alcohol o otras sustancias diversas…).

¿Cuál es el tratamiento más adecuado?

El tratamiento psicológico más eficaz es el de orientación cognitivo conductual, así lo avalan diferentes estudios científicos. Lo más adecuado es acudir a profesionales especializados en ansiedad. La persona se enfrentará a todas aquellas situaciones que teme, eliminará las conductas de seguridad, reducirá los niveles de autoconciencia y trabajará pensamientos y creencias que se tienen acerca de lo que va a pasar. También se ofrecerá entrenamiento en asertividad o habilidades sociales, en el caso que sea necesario.

 

 

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